EL LUGAR SE CIERRA PORQUE LLEGÓ LA BARBIE; Así eran las peligrosas fiestas de La Barbie
NOTICIA (10/04/2017)
El capo era el rey de Acapulco: podía gastar hasta 100 mil pesos en alcohol ¡en una sola noche!
México.- Meses antes de su detención, Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, comió en un restaurante de la zona Diamante de Acapulco, un exclusivo lugar de la joya del Pacífico donde el capo disfrutaba departir con socios, pistoleros y operadores financieros. Fue la última vez que cerró para él ese local, como hacía con otros. Pidió para todos lo mismo: jugosos cortes argentinos y champán.
“Celebrarían algo”, relata un testigo de esa escena a El Universal, y pide el anonimato. Recuerda que el narcotraficante de origen estadounidense, uno de los más sanguinarios en la historia de los narcos en Guerrero, reía con sus amigos y brindaba. De lejos parecía una reunión alegre, de lo más normal. “Como si La Barbie no fuera La Barbie (...) ¡Lucía como cualquier cliente devorando carne!”. Sobre la mesa, una copa de su bebida favorita: Moët & Chandon.
El lugar cerró por completo, una rutina que ordenaba Édgar Valdez Villarreal en sus sitios predilectos. Esa vez, ahí, sería la última. Se acomodaron cubiertos para 30 personas. Algunas entraron armadas. Todo cerca de la medianoche, cuando había poca gente en la zona.
Llegaron seis camionetas y bajaron quienes iban a cenar. Otros hombres acomodaron las unidades a pocos metros del sitio. Esperaron no más de tres horas.
“Édgar se reía mucho ese día”. Era un joven cortés, pero al caminar miraba por arriba del hombro. No todo el tiempo hablaba en español, en ocasiones y sin gritar, lo hacía en inglés.
Se le colaban frases simples como: “That’s, ok”. En la zona no ponían tonadas a alto volumen, pero los gustos musicales de Valdez Villarreal siempre fueron estruendosos: corridos diversos, en especial el suyo, y música norteña.
Esa noche, el testigo recuerda que fue a mediados de marzo de 2010. Entre pláticas triviales y choque de copas, era impensable que los días en libertad de La Barbie estuvieran por terminar. Esos de noches enteras en antros como Palladium y Clásico del Mar, ubicados en la famosa colonia Escénica de Acapulco.
Faltaba poco para que llegara el fatídico 30 de agosto de 2010. En esa fecha, en un operativo dirigido por la Policía Federal (PF), sin disparos, La Barbie fue detenido; a partir de ese día no cantaría más sus predilectas norteñas en restaurantes, como acostumbraba. Posesión de armas, privación ilegal de la libertad, delitos contra la salud y delincuencia organizada, entre los cargos que se le imputaron.
“La Barbie era y es La Barbie. Por esa razón no es conveniente que uno lo ande recordando”, dice el testigo sobre el narcotraficante.
La llegada
La historia de Édgar Valdez Villarreal cobró notoriedad en Guerrero después de la muerte de Carlos Esteban Landeros Sánchez, en febrero de 2006, cuando el lugarteniente de Joaquín Guzmán Loera, líder del Cártel de Sinaloa, murió en un enfrentamiento con policías preventivos de Acapulco, en ese municipio. El saldo: cuatro muertos.