16 Catedral de San Martiño - Pórtico del Paraiso. Signoguía de Ourense
El pórtico del Paraíso, que se sitúa en el interior y a los pies de la catedral de Ourense, fue realizado en el siglo XIII por los discípulos del maestro Mateo, tomando por inspiración su obra del pórtico de la Gloria de la catedral compostelana. Es una interpretación magistral de una misma partitura. Lejos de ser una mera imitación, la de Ourense tiene particularidades como la policromía que le dan un gran valor artístico además de personalidad propia. La policromía de la portada compostelana se perdió al hacerse un vaciado en yeso para hacer una copia de la misma.
Posee tres arcadas que se sustentan en columnas, con alisados y esbeltos fustes de piedra. El parteluz en el centro divide en dos el conjunto y son sus columnas de una sola pieza lo que le confiere mayor robustez. La escultura del apóstol Santiago le representa sosteniendo una espada de hierro, en referencia a la creencia de su aparición milagrosa en la Batalla de Clavijo. Según la leyenda intervino para ayudar a los cristianos en su lucha contra los musulmanes. La imagen es del siglo XIII, es decir, del mismo tiempo de la portada, aunque fue aquí colocada en el siglo XIX. Es una representación naturalista del santo, con rizados cabellos y barba, y con numerosos pliegues en sus ropas que adivinan el cuerpo del apóstol.
También se añadió en el siglo XIX, en la parte superior del parteluz, la imagen de la Virgen del Consuelo con el niño que, por sus juegos, a penas puede sujetar. Un poco más arriba en el capitel, Cristo es tentado por el diablo y si seguimos alzando la vista, sobre un medallón con la efigie del Dios Padre, hay un tabernáculo con la escena de San Martiño cortando su capa. La catedral se encuentra bajo el patronazgo de San Martiño de Tours, al igual que la propia ciudad de Ourense. Soldado de la guardia romana al que se le atribuye en el siglo IV un hecho milagroso: al salir de la ciudad de Amiens se encontró con un mendigo que tiritaba de frío. Cortó su capa en dos y le dio media, ya que la otra mitad pertenecía al ejército romano al que servía. Al día siguiente se le apareció Jesús vistiendo con la media capa que diera al mendigo y le agradeció el acto de caridad.
Si alzamos la vista, en las arquivoltas del arco central se encuentran representados los 24 ancianos, a los que en libro del Apocalipsis se refiere del siguiente modo: Alrededor del trono había 24 tronos, y en los tronos vi sentados a sus 24 ancianos vestidos con ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. Son estos ancianos los representantes de los redimidos en el juicio final: sus ropas blancas simbolizan la pureza y sus coronas son símbolo de victoria y no de autoridad.
Las esculturas-columnas, de dimensiones humanas, representan apóstoles y profetas que pueden identificarse por las inscripciones de las cartelas que portan. Los capiteles están decorados con variados motivos como carnosas hojas, las tentaciones de Cristo en el desierto, centauros luchando con sirenas, dragones o maléficas arpías, de horrendo rostro y cuerpo de ave, presagio de plagas, enfermedades y otros infortunios.
La policromía procede en gran parte del siglo XVIII, aplicándose entonces sobre la original románica que aún es visible en algunas figuras de las pilastras. La pintura permitió realzar los volúmenes de las figuras y resaltar aspectos de ellas.
A ambos lados hay dos pequeñas capillas barrocas, una contiene el retablo de la Virgen de Belén, obra de Castro Canseco, un prolífico escultor que trabajó entre los siglos XVII y XVIII en Galicia, y al que se debe también en esta catedral la decoración de la capilla del Santo Cristo. La otra capilla representa a San Francisco Blanco, originario de Ourense, y crucificado junto a otros compañeros franciscanos en la ciudad de Nagasaki en Japón, en el año 1597.