CATEDRAL DE LUGO 2012
Se carece de noticias de lo que pudo haber sido la primera iglesia de Lugo desde su temprana evangelización, posiblemente en el siglo I, hasta los tiempos del obispo Odoario, a mediados del siglo VIII.
Sabemos que este obispo, a quien evoca un acróstico medieval en una piedra colocada sobre la puerta interior oriental de acceso al templo, llevó a cabo la restauración del edificio entonces preexistente.
Por un diploma de Alfonso II, fechado el 27-III-832, conocido a través de una redacción posiblemente interpolada más tarde, sabemos que la catedral odoariana era un edificio de gran belleza, por lo que el Rey Casto lo adoptó como modelo para construir la catedral de Oviedo.
En el primer tercio del siglo XII el edificio se hallaba en unas condiciones tales que obligaron al obispo Pedro III con su cabildo y otras personas notables de la ciudad a concertar en 1129 con el maestro Raimundo la construcción de un nuevo templo conforme al estilo arquitectónico entonces imperante, el Románico.
La catedral actual es, por tanto, de estilo predominantemente románico; su construcción se inició en 1129 y finalizó en 1273. Fue diseñada por el maestro Raimundo de Monforte y dedicada a Santa María, en su advocación de la Virgen de los Ojos Grandes.
Una de sus joyas más destacadas es el retablo mayor, obra de Cornelis de Holanda, dañado a consecuencia del Terremoto de Lisboa de 1755. Tras ello se decidió dividirlo en varios fragmentos, los dos mayores de los cuales se encuentran actualmente en ambos extremos de la nave de crucero.
La catedral posee el privilegio papal de exposición permanente del Santísimo Sacramento, de ahí el cáliz y la hostia que aparecen en el escudo de la ciudad con la leyenda Hic hoc misterivm fidei firmiter prifitemvr (Creemos con fidelidad en este misterio), en referencia al misterio de la Eucaristía y que se trasladó al propio escudo de Galicia. Este hecho hace que se denomine a Lugo como la ciudad del Sacramento.
Restauradas pinturas en la catedral de Lugo Entre 1776 y 1778 el pintor barroco José de Terán, natural de Astorga, pintó una alegoría de la gloria en la bóveda de la capilla mayor de la catedral...
Publicado por J. Luis López de Guereñu Polán el enero 2, 2012 a las 7:03pm
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Restauradas pinturas en la catedral de Lugo
Entre 1776 y 1778 el pintor barroco José de Terán, natural de Astorga, pintó una alegoría de la gloria en la bóveda de la capilla mayor de la catedral de Lugo, donde también se pueden ver, a partir de ahora, la imagen de la Trinidad, ángeles, santos, reyes y otras figuras.
El terremoto de Lisboa de 1755 afectó a la catedral de Lugo, de forma que se produjeron algunas grietas que no se intentaron restaurar hasta mediados del siglo XX. La obra no impidió, sin embargo, que se produjeran humedades que ocasionaron el ocultamiento de las pinturas, aunque estas son posteriores al terremoto.
La catedral de Lugo es obra de siglos -como en otros casos- de forma que podemos ver el gótico, el barroco y el neoclásico. Las pinturas que ahora se descubren, con la técnica del óleo y no del fresco, como cabría suponer en un primer momento, son una muestra del gusto barroco por lo escenográfico y sagrado.
Se está procediendo también a la reparación de algunas fisuras que se han ido agrandando con el tiempo, la limpieza de los sillares y la de la fachada, con lo que Lugo contará, a partir de ahora, con otra muestra de su rico patrimonio histórico y artístico que tiene su arranque en la muralla romana del siglo III.
Poco se sabe del maestro Francisco José de Terán, el responsable de los retablos que presiden las dos catedrales lucenses: Lugo y Mondoñedo. Según las informaciones aportadas por varios expertos en patrimonio, la primera intervención la realizó en la seo mindoniense entre los años 1761 y 1763, como señala el deán y archivero, Enrique Cal Pardo. «Él era propiamente el pintor de la catedral de Astorga, y llegó a Mondoñedo porque el obispo le encargó el diseño del actual retablo del altar mayor», dice. «Tras acabar la obra volvió a Mondoñedo a dorar el retablo con panes de oro», añade, antes de comentar que Terán «se debía cotizar mucho», ya que cobró por esa operación «53.000 reales de la época».
Explica que cuando terminó los trabajos, Terán fue reclamado por la catedral astorgana, pero tres años más tarde regresó. En esta ocasión, como «maestro de arquitectura y pintura» de la capilla mayor de la Catedral de Lugo. La decoración de su bóveda se llevó a cabo entre 1766 y 1768, y dio lugar a un espectacular conjunto mural. En la actualidad, está a punto de acabar la restauración de lo que algunos definen como la «Capilla Sixtina» del barroco lucense.