FARO DE PUNTA PECHIGUERA (YAIZA) - LANZAROTE
Vamos a dar un salto en la distancia, vamos a realizar una travesía atlántica para llegar a nuestras queridas Islas Canarias, y más concretamente a la isla de Lanzarote, llamada así por el marino genovés Lanceloto Malocello, quien la visitó en el siglo XIV.
El viento fue en todo momento nuestra eterna compañía, viento procedente, generalmente, del desierto del Sahara que arrastra grandes cantidades de polvo en suspensión (siroco, calima, o como dicen los canarios, “tiempo sur”). Aún así, no pudimos resistirnos a tomar algunas imágenes de esta preciosa isla volcánica. Nos trasladamos al suroeste de la misma, a las cercanías de Playa Blanca, en el término municipal de Yaiza.
Salimos de los acantilados y hacemos un recorrido por el borde de los mismos, punto de unión con el océano indómito (Atlántico), hasta alcanzar el Faro de Pechiguera, que está construido en Punta de Pechiguera, de donde toma su nombre. Este faro marca el camino a los barcos que se adentran en la Bocayna, el estrecho que hay entre las islas de Fuerteventura y Lanzarote, estrecho de gran importancia histórica.
Hablamos de faro en singular pero en realidad nos encontramos dos faros perfectamente diferenciados. Uno bastante antiguo, abandonado, que data del año 1866 y declarado BIC en 2002. Este antiguo faro fue construido por el ingeniero Juan de León y Castillo, ayudado por Clavijo, ingeniero de Lanzarote.
El edificio tiene forma rectangular, alberga la vivienda de los fareros, un almacén y una torre cilíndrica realizada en sillería de basalto volcánico, elevada sobre el nivel del mar unos 15 metros. Allí se alberga una linterna que era capaz de verse a 12 millas náuticas (31 km).
Este faro antiguo surge a partir de una Real Orden de 1856 con el fin de dotar a las Islas Canarias de alumbrado en su litoral. Durante 120 años, el antiguo faro de Punta Pechiguera estuvo funcionando sin parar, hasta que fue sustituido por uno más moderno y mucho más alto. En 1984, se realizó el proyecto para la construcción de una nueva torre de 47 metros de altura y una instalación luminosa de energía solar con óptica giratoria, que es el que apreciamos nítidamente en las imágenes.
En el entorno del mismo nos encontramos una urbanización inacabada (quizás el alma de César Manrique no pudo parar la locura de la burbuja inmobiliaria tras su muerte). Algo más allá observamos otras urbanizaciones, en este caso habitadas, que marcan el límite terrenal con dirección a Fuerteventura, isla que se aprecia en el horizonte.
Resulta de especial atractivo el bellísimo contraste entre el blanco de estas urbanizaciones, los tonos oscuros del terreno, creados por materiales volcánicos, y la gama de los azules del Atlántico, con tonos turquesas en sus orillas y azul más oscuro en las fosas abisales creadas por las lavas volcánicas enfriadas.
Como hemos comentado, el faro se encuentra en el área de influencia de Playa Blanca, población costera orientada hacia la vecina isla de Fuerteventura y perteneciente al Ayuntamiento de Yaiza, el municipio situado más al sur y al oeste de la isla de Lanzarote.
El paisaje que siempre nos ha rodeado en Lanzarote es impresionante. Hemos recibido mil saludos de extrañas tierras volcánicas negras y rojizas que, unido al silencio y a la paz que se respira, nos hemos sentido como en otro planeta. La calma y el silencio nos invitan a desconectar y así cargarnos de energía en los largos días llenos de luz.
Un amigo residente en Lazarote me comentaba que el le llamaba Faro Pechuguita. En Huelva existía una taberna con el mismo nombre... qué cosas.