ENCINASOLA - HUELVA
“La encina le cedió su nombre y su soledad”. Este dicho popular hace referencia a su aislamiento secular, a un aislamiento geográfico. Nos estamos refiriendo al bello municipio serrano de Encinasola, con 1.365 habitantes, que se encuentra ubicado en el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en el noroeste de la provincia de Huelva, limitando con la provincia de Badajoz al norte y con Portugal al oeste, a tan sólo 9 kilómetros de la villa de Barrancos, en el distrito de Beja, en el Bajo Alentejo portugués.
El inicio del texto “la encina le cedió su nombre” va relacionado con su toponimia. Cuenta la leyenda que su nombre procede de un árbol solitario en el que se reunían los contrabandistas fronterizos. En un sentido más amplio, se trata de un recurso adoptado en el ámbito toponomástico para expresar la noción de exclusividad con el empleo de “solo”, “sola” (del latín solus-a-um) puesto de manifiesto en numerosos topónimos. Ya en el siglo XIII se le llamaba al pequeño núcleo Azinhasola o Encinasola.
Y es que siempre que viajamos por la Sierra de Huelva nos deleitamos con sus maravillosos paisajes, y Encinasola es un ejemplo más. Su municipio, con 178 kilómetros cuadrados de término municipal, se compone de varias unidades paisajísticas: los cerros del norte, donde predominan grandes dehesas de encinas y alcornoques, el núcleo de Encinasola, con viejos e improductivos olivares y pequeñas huertas de explotación intensiva, y los márgenes del río Múrtigas, al sur, donde predominan grandes extensiones de matorral y pastizal, mezclados con encinas y alcornoques.
Esta morfología paisajística ha hecho que la economía de Encinasola haya desembocado en la actividad ganadera, principalmente del cerdo ibérico, y el aprovechamiento forestal, y en menor medida la agricultura, la apicultura y el carboneo.
La existencia de una importante red hidrográfica conectada al río Guadiana (Múrtigas, Sillo, Caño, Valquemado, etc.), junto a la presencia de enclaves mineros, han sido los factores que posibilitaron la presencia humana en la zona desde hace muchos siglos.
La ocupación humana en este término municipal está datada desde los inicios de la Edad del Cobre (Calcolítico o Eneolítico), a lo largo del III milenio a.C. Estos pueblos realizaban enterramientos en dólmenes, dejando huellas como las de la Peña de San Sixto, Huerta del Picón y Sierra Herrera.
Durante la presencia romana se va a producir una intensa explotación minera, como muestran los escoriales. El poblado de San Sixto es el principal exponente de esta época.
Y nos tenemos que desplazar al siglo XIII d.C. para tener nuevas noticias. Encinasola sufre las luchas territoriales que libran los reinos de Castilla y Portugal tras la reconquista. A finales de este siglo se reconstruye, con Alfonso X el Sabio, el castillo, que es de origen árabe del siglo XII. Aparte de estos conflictos, Encinasola, junto con Aroche y Moura (Portugal) han vivido durante siglos el problema fronterizo de La Contienda, hasta que en 1926 se delimitó definitivamente la frontera hispano-lusa.
En los extremos de la población, los fuertes de San Felipe (Cerro de la Horca) y San Juan (Cerro de la Peña de Murillo) se alzan hieráticos y firmes, velando por conservar el rojo de los tejados y el blanco del encalado de sus casas, mientras que en el centro sentimos los comienzos de su morfología urbana a partir de tres elementos, el castillo, la iglesia de San Andrés y el Ayuntamiento.
Luego las calles surgieron por agregación, buscando siempre las comunicaciones y la topografía más suave. La Fuente del Rey aprovisionó de agua, favoreciendo la concentración de la población.
Una parte importante del patrimonio de Encinasola está relacionado con su historia, los fuertes de San Felipe y San Juan, y el castillo, del cual sus murallas se han usado como medianeras de sus casas, quedando pocos restos.
Además podemos destacar la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol, su patrón, construida en el siglo XVI, de una sola nave y cabecera gótica. Sus tres portadas son Renacentistas (Hernán Ruíz); la iglesia de San Sebastián (Santos Mártires), de arte popular, del siglo XVIII, de una sola nave; las ermitas de San Juan, de la Virgen de Flores, su patrona, y la de Rocamador que no hace mucho tiempo volamos:
Los marochos (gentilicio de Encinasola , de origen portugués, es el nombre que daban los portugueses de la zona de frontera con Encinasola a los habitantes de esta localidad por considerarlos ladrones y sinvergüenzas, que es el significado de la palabra portuguesa maroto o maroito) tienen la oportunidad de disfrutar de su rico folklore (fandango de Encinasola y danza del pandero) aplicados a sus momentos festivos: Feria de San Andrés, Feria del ganado, Romería de la Virgen de Flores, etc.
Las imágenes nos cuentan el resto.
RUTA DE LOS CASTILLOS (ENCINASOLA) - HUELVA
Encinasola es un municipio español de la provincia de Huelva, Andalucía. La villa portuguesa de Barrancos, con cuyo municipio limita el de Encinasola, está a 8 km del casco urbano de Encinasola. Por el municipio de Encinasola, pasan el río Múrtigas y su principal afluente, el río Sillo, aunque ninguno de ellos pasa por el casco urbano.
La posición estratégica que ocupa Huelva por su cercanía con la frontera portuguesa, facilitó en la Edad Media el levantamiento de distintas fortalezas a lo largo de toda la provincia de las que, en la actualidad, muchas se conservan.
Uno de los castillos de los que aún se conservan restos es el castillo de Encinasola. Según el modelo constructivo y la historia del municipio, su construcción data de entre finales del siglo XIII y mediados del siglo XIV. El edificio se erigió siguiendo el mismo modelo constructivo que los de Cumbres de San Bartolomé y Cala, y no es hasta 1344 cuando aparecen los primeros escritos documentales, en tiempos de Alfonso XI, sobre el castillo.
La construcción del castillo permitió el establecimiento de una pequeña aldea, que se llamó Azinhasola y cuya primitiva población procedía del Reino de León, fundamentalmente de Galicia, León y Salamanca.
El castillo de Encinasola es de planta trapezoidal, con unos muros dispuestos de tal forma que se adaptaban al terreno en el que se ubica el edificio y que estaban fabricados en mampostería, con mortero de cal y arena. La fortaleza contaba con cuatro torres cuadrangulares en los ángulos, de mampostería, al igual que la muralla, y con ladrillos y lajas de pizarra. El complejo del castillo se complementaría con torreones de planta circular.
Los enfrentamientos continuos con Portugal afectaron a los municipios que formaban la Banda Gallega, la cual se distribuye por las principales vías de comunicación en la actual sierra de Huelva para su control, como es el caso de Encinasola.
La torre mayor es el resto mejor conservado de toda la fortaleza. Es cuadrangular y aún conserva dos bóvedas superpuestas de perfil apuntado. En su estructura se puede averiguar que remataba con una azotea en cuyo centro se encontraba una campana de aviso.
Como consecuencia la instalación de nuevos sistemas defensivos correspondientes al sistema bélico del momento, se construyó dos fuertes en la población entre los años 1645 y 1648, los fuertes de San Felipe y de San Juan. El fuerte de San Felipe, llamado así en recuerdo de Felipe IV, que fue quien ordenó su construcción, y, frente a él, se encuentra el de San Juan, posiblemente nominado así, por encontrarse próximo a la ermita dedicada a esta advocación. Ambas fortalezas son torres cilíndricas, construidas en mampostería, con muros de gran grosor, y terraza almenada con cañoneras. Un vecino de Encinasola aseguró en sus escritos que el castillo había contado con cinco cañones, dos de bronce y tres de hierro.
Los fuertes de San Felipe y de San Juan se conservan bien. Uno de ellos fue utilizado como vivienda particular y posteriormente, como museo. Tras caer el fuerte en manos francesas (Guerra de la Independencia), la artillería fue desmontada, inutilizada y enterrada en las afueras de la población. Parte de ella se recuperó y sirvió de soporte a las barandillas del Paseo Chico. En cuanto al otro baluarte, se convirtió en un depósito de agua para abastecer a la población.
A pesar de su estado ruinoso, el castillo de Encinasola encierra, en cada uno de los muros que quedan en pie, grandes historias bélicas y del conflicto fronterizo hispano-luso. Una fortaleza que fue protagonista del devenir de la historia durante los siglos XIV, XV ,XVI y XVII.
Nuestro vuelo con Ángel y José estuvo amenizado por las personas que conocimos y con las cuales departimos de muchos y variados temas: Jesús del bar El Emigrante, los hermanos Jeromos (Lorenzo y Mª Pilar) que poseen una tienda de ultramarinos en el número 12 de la c/Colón. No nos olvidamos de la simpatía de José Ángel, camarero del hotel Rincón del Abade y de mencionar el canal de YouTube de Ramón Viera que también se dedica a vuelos de drones.
Día inolvidable, el tiempo nos dio la sensación de pararse para mantenernos el día completo en este municipio entrañable donde la primavera entra en enero, Encinasola.
ENCINASOLA (PAISAJES/VERANO 2019) - HUELVA
Antes de que la estación veraniega dé paso a la fase otoñal queremos ofrecer unas imágenes de nuestra siempre querida Encinasola, donde tantos amigos tenemos. A ritmo del pasodoble “Encinasola”, interpretada por la Banda Municipal del Ayuntamiento de Huelva, mostraremos su núcleo urbano y algunos lugares muy emblemáticos de los marochos (gentilicio de Encinasola), que permanecen estoicos, siempre engalanados y cargados de historia, arte y belleza a pesar de que el paisaje se encuentra disfrazado de un color pajizo veraniego.
Iniciamos este paseo por el pueblo, municipio ubicado en un rincón de la geografía provincial onubense donde saluda al norte a la provincia de Badajoz y al oeste a Portugal. Desde el estratégico cerro donde está enclavado, podemos observar una panorámica general del caserío de Encinasola, encalado, donde el blanco reluciente contrasta con el rojo de sus tejados. Su morfología urbana, estrellada, comienza a partir de tres elementos: el Ayuntamiento, la iglesia de San Andrés y el castillo. Ya la construcción del castillo a finales del siglo XIII, del cual quedan pocas huellas, permitió el establecimiento de una pequeña aldea (Azinhasola), que con el tiempo se convirtió en el núcleo urbano de este territorio. A partir de este núcleo, reducido a algunas casas alrededor del castillo, la población se fue extendiendo en dirección a los caminos que convergían en este lugar.
Abandonamos por un momento el municipio y nos trasladamos a la Peña de San Sixto, todo un símbolo de Encinasola. Dicha peña se compone de dos elevaciones, separadas por un pequeño desfiladero, de claras connotaciones litológicas, es decir, que sus elevaciones relativas son debidas a la superior resistencia de los materiales en los que se forman. La Peña está formada por una cuarcita de colores claros; roca que habitualmente manifiesta una fuerte resistencia a la erosión y, por ello, suele encontrarse configurando resaltes sobre el terreno circundante (en este caso areniscas).
Situada en un valle a orillas del arroyo del Caño, esta peña puede hablar de mucha historia. Vio su primera ocupación en los inicios del Calcolítico (III milenio a.C.). Desde el siglo IV a.C., en este lugar, se amuralla un asentamiento de pueblos de la Baeturia Céltica; podría tratarse de la ciudad de Lacimurga, contemporánea de Nertóbriga y Arucci. Posteriormente, esta ciudad es ocupada por Roma, pasándose a llamar Lacimurga Julia Ugaltania. La crisis minera en el siglo II d.C. ocasionó el abandono definitivo de la ciudad de San Sixto, de la cual, como observamos en las imágenes, no quedan restos.
Nos movemos un poco, y no lejos de la Peña nos encontramos con el viejo puente del Sillo, que salva las aguas del arroyo del mismo nombre, en la confluencia con los límites del término municipal de Cumbres de San Bartolomé.
Esta impresionante obra civil, realizada en ladrillo y mampuesto, se ubica en un precioso paisaje creado por la ribera del Sillo. Fue construido durante los siglos XV y XVI en un antiguo camino que iba de Encinasola a Cumbres de San Bartolomé. Consta de ocho vanos de bóvedas de medio punto y rebajadas de ladrillo; estas últimas arrancan directamente desde el millonario roquedo. Observamos el estado de abandono en el que se encuentra.
Y ahora nos desplazamos a la finca “Los Claustros”, a tan solo dos kilómetros de Encinasola. Allí nos espera, encalada, la ermita de Rocamador, que fue construida en las primeras décadas del siglo XVI en mampuesto y ladrillo. Su planta se compone de un pórtico delantero de arcos de medio punto, una nave de tres tramos entre contrafuertes y un presbiterio de planta cuadrada al que se asoma un camarín, el cual, cubierto con media naranja sobre pechinas, acoge a la titular de la ermita, Ntra. Sra. de Rocamador, advocación que procede de Francia.
No podemos decir adiós a Encinasola y a su paisaje veraniego color pajizo sin dar un último paseo por su núcleo urbano, haciendo hincapié en uno de sus símbolos, el Fuerte de San Juan, situado en el cerro de la Horca. Este fuerte, junto al de San Felipe, fue construido entre 1645 y 1648 con motivo de las guerras con el país vecino en la llamada Guerra de Independencia de Portugal. Este fuerte presenta un baluarte exterior en forma de estrella de cuatro puntas con muros en talud y una torre interior de planta cilíndrica, de mampostería, en su centro.
Nos retiramos entre suaves colinas cargados de buenas impresiones y bellos paisajes dando las gracias a nuestro amigo Manolo, emprendedor empresario que últimamente ha puesto en servicio el tanatorio de Encinasola, por acompañarnos en este paradisíaco e instructivo viaje.
Encinasola, al abrigo de las cumbres. Huelva
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Encinasola es un municipio andaluz de la provincia de Huelva dentro del P. N. de Sierra de Aracena y Picos de Aroche. El pueblo y sus alrededores gozan de un interminable patrimonio histórico y religioso, con la Iglesia Parroquial de San Andrés, la Iglesia de San Sebastián y los Santos Mártires, varias ermitas escampadas por los montes, el Fuerte de San Felipe y el de San Juan, Castillo, el Mirador de la Contienda, varios pilares y la Peña de San Sixto. El pueblo es de una riqueza histórica y belleza enorme, rodeado por unos paisajes maravillosos llenos de rutas de senderismo, rutas a caballo y caminos de BTT. Que junto con su gastronomía y sus gentes, completan unas condiciones ideales para visitarlo.
Ayuntamiento de Encinasola:
Plaza Mayor, 2, C.P. 21390, Encinasola. Huelva. Telf: 959 71 40 54
encinasola.es/ 38.134969, -6.872385
turismohuelva.org/ sierraextreme.net/ruta-de-los-contrabandistas/
Encinasola. Ruta de los Castillos y arqueología. Huelva
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Hubo un tiempo en el P. N. Sierra de Aracena y Picos de Aroche en el que las líneas de la frontera oscilaban en función de los litigios entre los reinos de Castilla y de Portugal, el legado histórico de estos conflictos territoriales lo conforman las fortalezas. En Encinasola encontramos dos de estos fuertes construidos a finales del siglo XVII, el fuerte de San Felipe y el de San Juan, símbolos de la prolífica historia marocha. De ellos destaca el de San Juan, restaurado totalmente hace unos años y del que se puede disfrutar de su muralla cuya planta tiene forma estrellada. Reflejo de la afluencia de culturas que históricamente se ha dado en este lugar, son la abundancia de restos arqueológicos romanos y visigodos, que descubren su pasado y su rico patrimonio.
Fortaleza de San Juan:
Calle Fuerte, C.P. 21390, Encinasola. Huelva. 38.138826, -6.877450
encinasola.es/ turismohuelva.org/
huelvalasierra.com/reportajes/ruta-de-los-castillos-patrimonio-historico-serrano/
Encinasola, la ruta de los contrabandistas. Huelva
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Encinasola localidad situada en la parte septentrional de la provincia de Huelva, en el límite con Badajoz y Portugal, incluida en el Parque Natural de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche. Su nombre procede de un árbol solitario en el que se reunían los contrabandistas fronterizos, según la leyenda. Con sus dehesas y pequeñas elevaciones cubiertas, predominantemente, de bosques y monte bajo, el cerdo ibérico, encuentra aquí unas condiciones ideales. En la actualidad tienen interés el antiguo Castillo árabe y los dos fortines o baluartes que flanquean el pueblo. También la Iglesia de S. Andrés, la Ermita de S. Juan y la de los Santos Mártires. Conformando una ruta de extraordinaria belleza y atractivo.
Ayuntamiento de Encinasola:
Plaza Mayor, 2, C.P. 21390, Encinasola. Huelva. Telf: 959 71 40 54
encinasola.es/ 38.134969, -6.872385
turismohuelva.org/ sierraextreme.net/ruta-de-los-contrabandistas/
Castillo de San Felices de los Gallegos
En esta ocasión os dejamos el Castillo de San Felices de Los Gallegos, que estuvieron a punto de llevárselo a estados unidos piedra a piedra y que no lo consiguieron gracias a un vecino del pueblo que se empeño en mantenerlo, conservarlo y dejarlo el el lugar que le pertenece.
El video se ha hecho con el xiaomi Mi drone 4k y con una cámara firefly 6s.
VUELO EN LA TORRE CANELA (AYAMONTE) - HUELVA
Perenne, vigilante y sigilosa, la Torre Canela forma parte habitual del campo de Canela, en el margan izquierdo de la carretera que une el casco urbano de Ayamonte (Huelva) con la barriada de Punta del Moral, en el extremo occidental del sector del Guadalquivir-Guadiana, a menos de tres kilómetros de tierra portuguesa.
Se trata de una torre vigía, de carácter militar, que tuvo como objetivo el servir de defensa de nuestra costa, esencialmente la desembocadura del Guadiana (que otro día la volaremos), ante posibles invasiones piratas. Es la torre almenara mejor conservada de la provincia de Huelva.
La costa atlántica de Andalucía se veía, frecuentemente, sometida a ataques y desembarcos fugaces y sangrientos de los corsarios turco-berberiscos. Era una costa donde los únicos castillos que existían en la zona eran urbanos (Huelva, Cartaya, Lepe y Ayamonte), y todos estaban separados de la costa. Esto hacía que sus dispersos y pobres poblados eran objetos de numerosos saqueos y cautiverios, teniéndose que pagar, casi sin tener, los rescates correspondientes. Por este motivo, Felipe II y Felipe III, entre finales del siglo XVI y primera mitad del XVII, coincidiendo con la etapa de unión entre España y Portugal, fortificaron el litoral de sus reinos. Dentro del plan defensivo se construyeron 40 torres de almenara entre Gibraltar y Ayamonte.
La Torre de Canela se articula como parte de la defensa de Ayamonte, siendo uno de los elementos fortificados de la villa, junto al Castillo, el hornabeque de Nuestra Señora del Socorro, el fuerte de Buscarruidos, el bonete del Artillero y el baluarte de las Angustias. Dicha torre es el único elemento que queda en pie del citado complejo defensivo.
La Torre Canela está catalogada como torre artillada, de mayores dimensiones respecto al resto de las torres construidas. Tiene forma de tronco de cono; consta de dos plantas y cinco almenas, desde donde se disparaban los cañones. Se levanta sobre un plinto visible de dos metros de altura, construida con una cuidada mampostería de sillares a escuadra. La altura total es de 17,90 metros. Cuenta con una doble cámara en el interior. El acceso se realiza mediante una escalera de madera y una puerta elevada sobre el plinto, a través de un pasillo que conecta con la cámara inferior. Ambas cámaras estaban separadas por una cúpula. El recorrido continúa por una escalera de caracol que conecta con la cámara superior, y la garita que da paso a la terraza, que era el lugar donde se oteaba el horizonte y se avisaba de las invasiones o incursiones. En caso de invasión, mediante fuego o señales de humo, una torre avisaba a su vecina, y ésta a la siguiente; todas estaban interconectadas.
Siglo y medio después de su construcción perdió su funcionalidad y uso original ya que dicha torre se alejaría de la línea de costa. Esto se debió a un proceso de colmatación de la desembocadura del Guadiana. La barra sedimentaria comenzó a debilitarse, aumentando la extensión de playa existente en su contorno. También contribuyó la configuración de la costa de Isla Cristina, compuesta de esteros, marismas y playas, que fue cambiando con el tiempo.
Al perder su funcionalidad, la artillería de la que estaba dotada fue retirada, si bien la torre siguió funcionando como atalaya.
En el horizonte Isla Canela y Punta del Moral. Esta barriada, sin fecha exacta de creación, probablemente tiene su origen en los emigrantes catalanes y valencianos que fundaron en torno a 1755 la vecina ciudad de Isla Cristina, en su momento La Higuerita. Isla también la dejamos para el recuerdo en nuestro vuelo:
La Torre Canela la hemos intentado volar en varias ocasiones pero los días no acompañaron. Al final, y a pesar del viento y la llovizna leve, Rafa y yo pudimos bailar con ella. Mi buen amigo y piloto, Manuel Sequera, también estuvo en mi mente como danzante principal.