EL MISTERIO DE LAS DAMAS IBERAS; Dama de Elche, Dama de Baza y Dama de Galera.
EL MISTERIO DE LAS DAMAS IBERAS; Dama de Elche, Dama de Baza y Dama de Galera.
Uno de los enigmas que encuentro en la arqueología y protohistoria de nuestro país está relacionado con las Damas Iberas, esas preciosas estatuas realizadas por los Iberos, como los visitantes del Mediterráneo Central y Oriental.
Diosas, sacerdotisa o mujeres de alta alcurnia, el misterio envuelve a estas mujeres tan bellamente representadas y depositadas en las necrópolis o importantes tumbas encontradas en nuestra península. Las mujeres íberas fueron transmisoras de status y de prestigio. La mayoría de las mujeres íberas trabajaban junto con el hombre en el cuidado del campo y del ganado, como dice Estrabón “pare en el campo y sigue trabajando” y en muchas ocasiones se hace cargo por completo del campo, de los animales y de los hijos pues la sociedad íbera era muy belicosa y eran frecuentes los enfrentamientos entre distintos pueblos íberos. El historiador romano Salustio nos dice que escogían a su esposo entre los guerreros más destacados. Las mujeres eran empresarias, decidían en la casa, llevaban el negocio, traspasaban su linaje a sus descendientes y ocupaban todos los cargos del Gobierno en los llamados “consejos de mujeres”.
La mujer está íntimamente relacionada con el mundo sobrenatural, de lo mágico, de lo misterioso, de lo no racional. La situación de la mujer ibera depende de su clase social. Si pertenece a la aristocracia del poder y del dinero, goza de amplias prerrogativas, como se deduce de los ajuares de sus tumbas, que compiten en riqueza con los de los hombres. La mujer ibera aparece en las ceremonias religiosas en plano de igualdad respecto al hombre, o incluso en un nivel superior, cuando representa a la diosa (la Dama de Elche o la de Baza). Incluso es posible que el sacerdocio, esté integrado principalmente por mujeres.
Entre los ibéros prevalecía el culto de las divinidades femeninas, también rendían culto al sol y la luna. Los iberos tenían una religión matriarcal, con una diosa única. La Madre, la Dama (Ama), símbolo de la creación y de la fertilidad, omnipresente, que lo tiene todo y a la que acuden constantemente en demanda, que imprime en el alma humana un maravilloso código moral, que castiga las infracciones, en vida, con remordimientos interiores y, tras la muerte, con un juicio que, si se logra salvar, conduce al “refugio de paz y bienestar” junto a La Madre y para siempre.
Entre los ibéros tenían gran importancia la casta sacerdotal, en la que las mujeres, como se observa en los túmulos funerarios, eran el vínculo de la vida y la muerte. Las sacerdotisas gozaban de gran prestigio, ya que eran las que estaban en continuo contacto con el mundo de los dioses, aunque también había hombres que desarrollaban una tarea mística.
Las esculturas de damas iberas
“Damas” es el nombre que reciben las esculturas funerarias aparecidas en diferentes necrópolis ibéricas. Las esculturas iberas nos presentan prácticamente la única fuente para aproximarnos al aspecto físico de sus gentes; ya que incineraban a sus muertos y no tenemos cadáveres para su estudio antropológico.
Las figuras escultóricas a las dos grandes damas (Elche y Baza) de claro significado funerario. Todas las encontradas hasta el momento tienen una cavidad que se supone para depositar las cenizas fúnebres o bien para confiar algún tipo de ofrenda u objeto litúrgico.
Junto a las dos grandes damas (Elche y Baza) de claro significado funerario, existe dentro de la producción escultórica ibérica una gran cantidad de damas oferentes.
Ya sedentes o en pie, se caracterizan por portar un vaso o recipiente entre sus manos, lo que ha hecho pensar a los arqueólogos en sacerdotisas, aunque otros autores piensan en simples exvotos a los dioses.
Las esculturas de damas iberas están realizadas en piedra caliza y en ellas se aprecian restos de policromía. Su estilo se caracteriza por presentar rasgos de arcaísmo (acusada frontalidad y rigidez). Portan lujosas vestiduras, tocados complicados y joyas recargadas y ostentosas en las que la influencia fenicia aparece claramente. Ninguna de ellas se puede tomar como un ejemplo aislado. Son un buen ejemplo del arte íbero con influencias del Mediterráneo oriental y del mundo griego.
La gran dama de Elche, aparece enjoyada con tres collares diferentes, el tercero con anforillas como las que lleva la Dama de Baza y la de Torres y todas con las tres túnicas. Ya sedentes o en pie, se caracterizan por portar un vaso o recipiente entre sus manos, lo que ha hecho pensar a los arqueólogos en sacerdotisas. Los tejidos utilizados en la confección de la indumentaria ibera eran la lana y el lino.
Para los colores se utilizaba el rojo púrpura para los mantos masculinos y el azul cobalto y la combinación de varios colores en las mujeres.