CORRALES (ALJARAQUE) - HUELVA
Desde que tenemos uso de razón, cada vez que oteábamos el horizonte hacia poniente aparecía (y aparece) la figura de Corrales, un poblado que, aunque pertenece a Aljaraque, es muy familiar, como una prolongación o extensión de Huelva en la otra orilla del Odiel.
En las imágenes podemos apreciar lo que es actualmente Corrales, una fusión del poblado minero antiguo con las urbanizaciones nuevas creadas por la vorágine de la construcción. Pero en estas imágenes nos hemos querido centrar en el antiguo Corrales, el Corrales minero.
En terrenos de marismas del río Odiel, en la margen derecha del río, la compañía minera escocesa Tharsis Sulphur and Copper Company Limited (TOS) construyó un muelle de carga como punto final del trazado de ferrocarril del sistema La Zarza-Tharsis-Corrales, así como una serie de instalaciones industriales necesarias para el preparado del mineral, y un poblado para sus trabajadores.
Corrales luce una historia minera sin estar en la cuenca de extracción. Pero era el último raíl de un ferrocarril que lo unía con Tharsis y La Zarza, donde estaban sus compañeros cargando los vagones de piedras rojizas, para que Corrales las sacara al mundo. Se respiraba y se vivía como en la cuenca minera, porque un ferrocarril llevaba a orillas del mar el sentimiento y la cultura de sus hermanos de más al norte. Era como una avanzadilla de las cortas en el complejo mundo del comercio del mar, con un puerto, rojo de pirita, en un mar aventurero, y azul.
En 1870, la compañía había comprado 1.200 ha de terreno en Aljaraque, previendo establecer a orillas del Odiel un importante enclave para sus operaciones de transformación y embarque de piritas. Se trataba de las Dehesas de San Antonio y de Corrales. Esta última, situada junto al río, sería el lugar de implantación de los primeros trabajadores empleados en la construcción del ferrocarril y muelle de mineral, así como dar el topónimo a este núcleo poblacional. Se inicia en la actual barriada de El Cabezo, creciendo posteriormente (década de 1920) hasta albergar, además, las barriadas de San Andrés, Casas Nuevas, Triana, Pueblo Nuevo, Villa Cisneros, La Plaza y La Estación, ocupando una superficie de 5 ha de manera dispersa.
Este asentamiento, propósito del ingeniero William Moore, contaría además con la construcción de un total de 335 viviendas y los espacios destinados a servicios, educación, culto y ocio: escuela, casino, iglesia, economato, hospital, lazareto, casa de huéspedes, campo de fútbol y el cinema-teatro.
Y es una plaza habitada con palmeras, la plaza Rutherford, el núcleo socio-cultural de Corrales. En ella, el casino minero, con su fachada serena, equilibrada y cuidada, porque las fachadas de los casinos mineros son la seña de identidad de unas casas que fueron de todos los trabajadores de la empresa. Era la habitación del asueto en la que se convivía con tres compañeros que solo estaban allí: amigos, dominó y manguara. Actualmente, alberga una pequeña y muy interesante muestra de útiles y utensilios propios de la mina, la biblioteca de la compañía y el Huelva Billar Club, además de disfrutar de su cocina.
Cerca del casino se encuentra el cinema-teatro y la iglesia Ntra. Sra. Regina Mundi, construida en 1955, destinada a actos litúrgicos y a vivienda del párroco. Junto al casino aparece en las imágenes un espacio cuadrangular, muy marcado. Se trata del lugar donde se ubica cada año el Belén Viviente de Corrales. No lejos aparece la esbelta figura de un malacate, símbolo minero; el complejo Leroy-Merlin, el ya mencionado Nuevo Corrales y el precioso paisaje marismeño del río Odiel, con los dos puentes.
De las instalaciones que conformaban plantas trituradoras, lavaderos de mineral, almacenes, puentes grúas, etc., tan solo se conservan los restos de la central térmica. De ellos, destaca el edificio principal y la chimenea de evacuación de humos. Además se conserva la estación de ferrocarril y algunas locomotoras y máquinas del ferrocarril.
El presente asume la tarea de lucir con orgullo unas casas que conservan el urbanismo minero, un teatro que presume de haber albergado una cultura mitad minera y mitad marinera, y un casino que luce su parte histórica a orillas de un mar con historia.