VUELO EN LA RUTA DEL QUIJOTE (VILLANUEVA DE LOS INFANTES) - CIUDAD REAL
Villanueva de los Infantes es una villa creada a partir de la Reconquista en el año 1421 por el infante Don Enrique de Aragón, quien le otorgó Carta Puebla un 10 de febrero de ese año, de ahí su nombre. En 1573 será confirmada como Capital del Campo de Montiel por Felipe II.
En el término municipal de Villanueva de los Infantes hay numerosos testimonios de poblamiento ibérico oretano, romano altoimperial y tardorromano. No obstante, en el emplazamiento de la misma localidad no hay testimonios de ningún dato arqueológico con una cronología anterior a la Edad Media. Recientemente también se ha desmentido la supuesta existencia de la colonia romana de Anticuaria Augusta, supuestamente fundada por el liberto Marco Ulpio Gresario, tal y como señala una leyenda.
El poblamiento de Villanueva de los Infantes parece derivar de la confuencia de las poblaciones medievales de La Moraleja, Jamila y el Castillo de Peñaflor. Jamila, situada frente al santuario de la Virgen de la Antigua, es un edificio columnado que, aunque tiene orígenes ibéricos, fue monumentalizado entre los siglos XIII-XIV. Según excavaciones recientes, el edificio se abandonó y acabó incendiado, lo cual puede coincidir con que a mediados del siglo XIV tanto la población de Jamila como la de Peñaflor se trasladaran a La Moraleja por razones de salubridad.
El trazado urbano es propio del Renacimiento, cuadriculado, con amplias calles, bien ventiladas y soleadas, cuyo epicentro es la majestuosa Plaza Mayor. En ella se localiza el Ayuntamiento, edificio neoclásico, construido en tres plantas a base de sillería.
Destaca la Iglesia de San Andrés donde reposan los restos de D. Francisco de Quevedo y Villegas, que vino a vivir, ya enfermo, sus últimos días a Villanueva de los Infantes.
No podríamos destacar los múltiples edificios tan fantástico que esta villa posee, como muestra, el Palacio de Los Fontes, La Casa del Arco, el Convento de Santo Domingo, la Casa Solar de los Bustos, la Iglesia Convento Dominicas de la Encarnación, el Palacio de Melgarejo, la Casa del Caballero del Verde Gabán, el Convento de las Franciscanas...
El Conjunto Monumental de Villanueva de los Infantes fue designado como Conjunto Histórico-Artístico en 1974, constituyendo uno de los lugares con restos más auténticos de edificios, muchos auténticos palacios, desde su construcción, la mayoría en los siglos XVI y XVII, significando un auténtico museo al aire libre de la arquitectura del Renacimiento y Barroco en la Mancha y de casas de hidalgo, tan puesto en valor en el Quijote.
Su impresionante arquitectura queda reflejada en sus fachadas y escudos blasonados (con una de las mayores colecciones de toda España), rejería, puertas o patios interiores.
En Villanueva de los Infantes podemos disfrutar de los platos y vinos típicos de la Mancha. Entre los platos más típicos encontramos los galianos, las migas, el tiznao, los huevos a la porreta y el pisto manchego. Destaca el queso manchego tanto del pueblo como de las localidades de sus alrededores. Sus vinos pertenecen a la Denominación de Origen de la Mancha y su aceite a la del Campo de Montiel. El plato más típico y autóctono de la localidad es la ensalá de limón, que se realiza con zumo y pulpa de limón, cebolla, aceite, pimentón y manzana o naranja.
No podemos olvidarnos Villanueva de los Infantes como el lugar de la Mancha del que Miguel de Cervantes no quiso acordarse en su gran novela del Quijote. Una investigación de un equipo multidisciplinar de la Universidad Complutense de Madrid, formado por profesores y catedráticos, determinó en 2005 que el Lugar de la Mancha era Villanueva de los Infantes. Ese estudio añadido a que Infantes se encuentra en el centro del campo de Montiel, del que Cervantes expresa en su libro hasta en seis ocasiones que Don Quijote era del Campo de Montiel, junto con últimos estudios confirmatorios desde el CSIC, así como la corroboración de otras Universidades al respecto, han dejado muy de manifiesto toda la argumentación.
De Cervantes y de su ciudad sabe tela el amigo Alfonso que nos ilustró de palacios, blasones, túneles e historias inconfesables. Alfonso ama a su tierra, el sabe lo que dice, es un trabajador que comparte la historia con todo aquel que quiera volar su imaginación a tiempos pasados.
Nosotros volamos en busca de los molinos de D. Quijote y en su lugar encontramos grandes depósitos de la industria vinatera, uno de las grandes tesoros de la Mancha. No me negaréis que por analogía son los gigantes bonitos de nuestra época.
Sancho nos acompañó, Sancho el del pueblo llano, al que pertenecemos.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.