JABUGUILLO (ARACENA) - HUELVA
Algunas nubes altas, tipo cirros, salpicaban un cielo azul que servía de techo a este precioso paisaje serrano.
Quién no ha oído alguna vez eso que dice: ¡Qué verde era mi valle! Pues, ahí lo tenemos. Este maravilloso valle lo tenemos en Jabuguillo y su entorno, una de las aldeas pertenecientes al municipio de Aracena, en la sierra de la provincia de Huelva.
Como antesala al caserío de Jabuguillo, nuestros amigos los vacunos nos dieron la bienvenida, algo mosqueaditos, mientras pastaban en una paradisíaca pradera con un esplendoroso verdor, acompañado de tonos amarillos; las suaves montañas serranas rodeaban este mágico entorno.
Por supuesto que la cría del cerdo ibérico puede ser la estampa más característica dentro de la ganadería serrana, pero es muy habitual observar buenas manadas de ganado vacuno; algo más esporádico encontraremos ganado ovino y caprino.
Decimos hasta luego a estas reses y nos adentramos en el caserío de Jabuguillo. Allí nos esperaba la típica estampa serrana formada por un pequeño núcleo de población de casas encaladas, con tejados rojos, y calles empedradas, adaptadas a la orografía del terreno, rodeado de suaves montañas y abundante vegetación mesomediterránea, estando a la cabeza los encinares y alcornocales; el verde lo domina todo, gracias a que la orografía del terreno, su vegetación y la apertura a los vientos húmedos procedentes del Atlántico favorecen una pluviosidad generosa.
Gracias al cada vez más demandado turismo rural, observamos algunos grupos de viviendas de nueva construcción, eso sí, sin perder la sintonía y armonía del conjunto.
Cuentan los mayores de esta coqueta aldea aracenense que los primeros pobladores de Jabuguillo eran pastores y ganaderos que habían llegado huyendo de las “Granaíllas”, lugar en el que vivían y en el que había muchas serpientes. En cambio hay quien opina que los orígenes de esta aldea residen en los frailes, que se cuenta que acudieron a Jabuguillo mientras se refugiaban de la “peste” que estaba azotando el país.
Describe Pascual Madoz en 1847, en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones en Ultramar, que Jabuguillo, dependiente del Ayuntamiento de Aracena, se halla situado en un llano con libre ventilación especialmente del oeste, de 75 vecinos y 18 casas de media construcción, y entre ellas hay una ermita dedicada a Santa Marina, para el culto de los fieles, y una fuente de cuyas aguas se surten los vecinos.
En 2018, Jabuguillo tiene una población de 204 habitantes. Actualmente, el lugar de culto es la parroquia Nuestra Señora del Rosario, fundada el 18-5-1959 y que se encuentra en la trasera de Santa Marina. La fuente está situada en la plaza de la aldea, la Plaza José Rodríguez Scotto, situada a 580 metros de altitud. Consta de fuente de dos caños, pilar-abrevadero para el ganado y lavaderos públicos. Parece ser que en la actualidad el agua que sale por los caños proviene de la red pública, proviniendo originariamente de un manantial situado al este del caserío.
La fuente está dedicada a Nuestra Señora del Mayor Dolor, patrona de Aracena. De su pilar parte el lavadero alargado con siete refregaderos a cada lado, el cual fue construido durante la Segunda República.
Jabuguillo se viste de gala en torno al 12 de octubre de cada año para celebrar sus fiestas patronales en honor de la Virgen del Rosario; en verano nunca se olvidan de celebrar la Semana Cultural.
Nos retiramos de la aldea y antes de recorrer los siete kilómetros que nos separa de Aracena, visitamos a nuestros entrañables vacunos, algo más tranquilos, para despedirnos de ellos y de su verde pradera.
ARACENA - HUELVA
Enclavado bajo el Monte de la Cruz, siendo cabeza de partido judicial de 31 municipios que engloban el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, ejerciendo la capitalidad administrativa, comercial y turística de toda la comarca serrana, Aracena es el faro referente de la Sierra de Huelva. Con casi 8.000 “cebolleros” (gentilicio de Aracena, que podría derivar del intenso cultivo de esta planta o por la variedad de capas sociales existentes en Aracena), es el municipio más poblado de la comarca.
El origen de Aracena se sitúa en la cumbre del cerro que actualmente ocupa el Castillo y la Iglesia Prioral. Entre los siglos X al XIII se evidencia una población andalusí relacionada con el asentamiento de Quatrasana. En época de Al-Ándalus existió una población que fue el origen de la actual Aracena.
La conquista del lugar por Sancho II de Portugal supuso la construcción del castillo, esto fue hacia mediados del siglo XIII. A finales de dicho siglo, Aracena pasó a pertenecer a Castilla como tierra realenga.
Hasta comienzos del siglo XV, la población habitaba en el interior del recinto amurallado. A partir de esa fecha la población se expandió por sus laderas y conquistó el valle que se extendía a sus pies. Durante los siglos XV y XVI el centro neurálgico de la población fue la Plaza Alta, donde se construyeron el Cabildo y la Iglesia Parroquial de la Asunción. La expansión continuó hacia las ermitas mudéjares ubicadas en los caminos de Huelva, Portugal, Extremadura y Sevilla.
La entrada al recinto amurallado se realiza a través de un vano con arco de medio punto y espadaña. En dicho recinto podemos encontrar el Alcázar, Patio de Armas, Torre Mayor, aljibe y la Iglesia Prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor, todo rodeado por murallas flanqueadas por torres. El recinto en general presenta un aspecto verdaderamente cruzado entre lo religioso y lo militar.
El Castillo se mantuvo en uso hasta principios del siglo XVI, cuando fue perdiendo su función militar. La fortaleza seguía la línea sinuosa de las peñas sobre las que se asienta.
La Iglesia Prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor (hermana de la catedral de Évora), que toma nombre de la patrona de la localidad, fue levantada por la Orden del Temple. Construida entre los siglos XIII y XV, es la iglesia más antigua y emblemática de Aracena. Es un edificio gótico-mudéjar de tres naves de igual altura que conserva el alminar (o minarete) de la mezquita que le precedió, decorado con paños de sebka, con una clara influencia de la Giralda de Sevilla.
Aracena, con su clima mediterráneo continentalizado y una altitud de 682 metros, presenta una vegetación muy poblada, a base de encinas, alcornoques y quejigos (autóctonas); chopos, pinos y eucaliptos (foráneas); así como una especie alóctona, el castaño.
No queda claro el origen de la palabra Aracena. Una posible teoría de su origen es la que viene de “Aretiena” o “Arciena”, nombre del propietario de una villa romana en la zona. Se podría ampliar con el Arcilasis griego (“Castillo de Peñas”), la Arunda latina (“Montaña”) o la Arai Senté árabe.
A la economía ancestral, basada en la ganadería, principalmente la del cerdo ibérico, la agricultura de secano (cereales), también de regadío y plantaciones de olivares, hay que sumar el turismo, que en los últimos tiempos se ha convertido en una importante fuente de ingresos y generador de empleo, gracias, también, a las mejoras de las comunicaciones por carretera. Para ello hay que ofrecer una gran oferta: bellísimos paisajes, cultura, gastronomía, alojamientos... y así el círculo “vicioso”, lejos de acabar, continúa avanzando.
Aparte de lo ya mencionado, la demanda por excelencia de Aracena es la Gruta de las Maravillas, cavidad freática originada por la acción erosivo-disolutiva de las aguas sobre las rocas del Cerro del Castillo, dando lugar a una gran variedad de formaciones kársticas, calcáreas (estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas, cortinas...y sus lagos).
Gran atractivo tiene todo su patrimonio cultural, que es abundante. No podemos olvidar la Iglesia de la Asunción, de estilo renacentista; la Iglesia del Carmen, mudéjar; sus fuentes; el Cabildo, del siglo XVI; el Casino de Arias Montano, obra del arquitecto sevillano Aníbal González Álvarez-Osorio, que tanta profusión tuvo en esta localidad durante el primer tercio del siglo XX... y ¡cómo no!, una paradita en el Museo del Jamón, para degustar, después de la visita, este elixir de los paladares.
Al final del trayecto todo viajante necesita un buen yantar y unos momentos de disfrute. Para ello degustaremos los derivados del cerdo ibérico, revueltos de espárragos trigueros, setas, pisto, etc. mientras nos alegramos en la Feria y Fiesta Mayor durante la tercera semana de agosto; en la Romería de la Divina Pastora, el 7 de junio, en “Las Granadillas”, o acompañando a la Hermandad filial de Reina de los Ángeles camino a la Peña Arias Montano...