La obra invitada: El Descendimiento, Caravaggio
Andrés Úbeda, Jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa, comenta esta obra maestra de Caravaggio, expuesta en el Museo del Prado temporalmente con la colaboración de los Museos Vaticanos.
En El Descendimiento, Caravaggio dispuso las figuras conforme a un esquema compositivo compacto, integrado por un grupo recortado sobre un fondo oscuro y construido conforme a una línea diagonal que, desde el ángulo inferior izquierdo, alcanza el lado opuesto de la tela. Allí destaca, en el primer plano, Nicodemo, que vuelve su cara al espectador, y San Juan Evangelista, ambos portando el cuerpo de Cristo. Su mano roza apenas la losa donde debía ser lavado, ungido y perfumado, lo cual probablemente constituye una alusión al propio Cristo como piedra angular y fundamento de la Iglesia. Detrás se localiza la Madre de Cristo, con serena actitud; María Magdalena, que seca sus lágrimas con un paño blanco y María de Cleofás, que, desolada, alza sus brazos al cielo. Todas ellas muestran formas diversas y complementarias de manifestar su dolor. Caravaggio crea un cuadro de altar de fuerte impacto monumental y dramático, acentuado por el violento claroscuro en el que el artista envuelve la acción.
Se han señalado diversos modelos iconográficos para esta pintura. Efectivamente, Caravaggio tomó el cuerpo de Cristo de La Piedad de Miguel Ángel, cuyo recuerdo aparece reiteradamente en la obra del lombardo. Por otra parte, se han señalado también en ocasiones diversas vínculos entre la manera en que se dispone el cuerpo sin vida de Cristo, con relieves clásicos. Sin embargo, Caravaggio reelaboró todos los estímulos precedentes, en una obra que tanto desde el punto de vista iconográfico, como religioso, es totalmente nueva.
(Subtítulos en inglés y español)
THE INVITED WORK: THE DEPOSITION BY CARAVAGGIO
Andrés Úbeda, Chief Curator of Italian and French Painting until 1700, comments this master work by Caravaggio, loaned to the Museo del Prado due to the generosity of the Vatican Museums.
In The Entombment of Christ, Caravaggio arranged the figures in a compact composition consisting of a group outlined against a dark background, structured through a diagonal line that starts in the lower left corner and runs across to the other side of the canvas. In the foreground on the right are Nicodemus, who turns his face to the viewer, and Saint John the Evangelist, both of whom bear Christ’s body. Christ’s hand brushes the slab on which he will be washed, anointed and perfumed in a gesture that probably refers to him as the corner-stone and foundation of the Church. Behind the two men are Christ’s mother Mary in a contained pose, Mary Magdalen, who dries her tears with a white handkerchief, and Mary of Cleophas, who raises her arms to the sky in a gesture of desolate grief. Seen together, the three women constitute different, complementary expressions of suffering. With this work Caravaggio created a strikingly monumental and dramatic image for the altar piece and one that is emphasised by the pronounced chiaroscuro in which the scene is enveloped.
Different iconographical sources have been proposed for the painting and it is clear that Caravaggio derived the body of Christ from Michelangelo’s Pietà, a work to which he frequently made reference in his own creations. In addition, it has been suggested on various occasions that the manner of presenting the lifeless body of Christ is based on classical reliefs. Caravaggio, however, reworked these sources and influences to create a work that is completely new from an iconographical and spiritual viewpoint.
(Spanish and english subtitles)